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Open de Australia 2025: Sinner brilla en la cancha, pero aspira a la perfección: "Mi meta es ser un tenista integral" | Tenis | Deportes | EL PAÍS

Recién consagrado en Australia por segunda vez y tercero en un torneo de Grand Slam, Jannik Sinner responde con la calma que lo caracteriza a los periodistas, quienes tras ese discurso educado y esa apariencia de chico bueno, con pecas y rizos pelirrojos, vislumbran a un potencial tirano de guante blanco. La reencarnación del gran dominador de todos los tiempos. Un Djokovic 2.0. La maestría de balacear de un lado a otro al adversario. “Es muy similar a Novak en su mejor momento. Cometen muy pocos errores y te hacen sentir que debes esforzarte al máximo constantemente para ganar un intercambio contra ellos. Siempre están presentes en la pelota, no te brindan espacio ni tiempo”, describe con resignación Alexander Zverev, rendido en el desenlace del torneo (6-3, 7-6(4) y 6-3, en 2h 42m) y por tercera vez en la final de un major. Él lo intenta una y otra vez mientras los que se van comprenden la magnitud de su lucha y su generación, y los que llegan se frotan las manos porque el presente les pertenece.

Malograda hornada la del alemán, sin más consuelo que alguna miga —un bocado para Daniil Medvedev y otro para el retirado Dominic Thiem— y premios de segunda categoría. No le faltan títulos a Zverev, hasta 23; sin embargo, maldice ahora porque después de sufrir la implacabilidad de los tres gigantes se ha encontrado con otros dos jóvenes fenómenos que marcan terreno y se distancian. Alcaraz (21 años) ha alzado cuatro grandes y Sinner (23) uno menos, aunque continúa expandiéndose el dominio del italiano y subrayándose como la principal referencia. Manda de manera inexorable desde junio y ha empezado el nuevo año del mismo modo que selló el anterior: triunfando. Tres Grand Slams de enero a enero y un ejercer incomparable sobre pista dura, el territorio en el que fundamentalmente se decide la jerarquía del circuito. No afloja el de San Cándido, firme desde que se levantase la polvareda.

Desde que trascendió el doble positivo por clostebol, en agosto, el italiano no ha hecho sino ganar y ganar, ajeno a toda circunstancia y rival. A partir de ahí, una decidida peregrinación hacia el éxito y una victoria tras otra; en concreto, veintiuna sobre el asfalto, donde su propuesta desgarradora hace más daño hasta ahora. “Ahí es el mejor, con diferencia”, sostiene John McEnroe, analista de Eurosport. “Me ha superado por completo, desde el fondo de la pista me ha vaciado. Se ha movido mejor que yo, ha pegado la derecha y el revés mejor que yo, ha restado mejor que yo… Ha sido mejor en todo, menos el saque”, admite el alemán, rendido en 2020 por Dominic Thiem en Nueva York, el año pasado por Alcaraz en Roland Garros y ahora por Sinner en Melbourne, marco de una exhibición. Más allá de los dos sets concedidos por el camino y de una pájara y unos calambres que logró domar, el rey del circuito continúa destacándose a base de saltos cualitativos.